Todos sabemos que el poder corrompe, pero no somos capaces de imaginar cuanto. Nuestra dignidad y nuestra integridad nos hacen creer que nosotros jamás haríamos algo que pudiese perjudicar a otras personas, y menos por cuestiones como éstas. Pero, ¿todo es tan sencillo? ¿Podemos afirmar que la mente humana es tan simple como queremos pensar?
La película es la adaptación cinematográfica de la novela de Mario Giordano “Black Box”, que a su vez inspirada en el famoso “Stanford Prison Experiment”, realizado en Agosto de 1971 en Stanford, California. En este experimento se quería mostrar como la cárcel puede condicionar poderosamente el comportamiento de los individuos, sobre todo de los que ingresan en ella por vez primera. El film comienza cuando un grupo de veinte hombres decide presentarse voluntariamente a un experimento social a cambio de una compensación económica. Ocho de estos hombres son los encargados de la seguridad de la prisión, teniendo como obligación hacer que los presos cumplan todas las normas y como única prohibición el uso de la violencia; el resto de éstos encarnan el rol de encarcelados, en esencia parecido, aunque mucho más liviano, al que sufrieron los presos de los lagger en la Segunda Guerra Mundial: trato de superior a los guardias, nada de objetos personales y el olvido de su propia personalidad a cambio de un simple número.
Al cabo de cinco días el caos es el único protagonísta de las instalaciones. Los guardias creen que la prisión es su mundo, que su poder ficticio es la autoridad máxima existente y creyendo que todo lo que hacen está justificado. El castigo de los más débiles y las vejaciones a los más fuertes suelen ser las muestras de poder de éstos, teniendo como principal enemigo al protagonista del film. Éste, que decide participar en el experimento a causa de su trabajo como periodista, es el preso líder, visto como una amenaza para su oligarquía. La ambición de los policías llega a ser tan grande que obligan a los científicos a ejercer el rol de presos para que su "superioridad política" no acabase cuando ellos marcasen.
La película muestra un desenlace ficticio, pero no muy alejado del que podría haberse dado: un psicópata como líder espiritual de la secta de los guardias, personas inocentes que sólo interpretan un papel intentando escapar de la crueldad de un grupo de dementes, dos muertos y múltiples secuelas psicológicas en los componentes del experimento social.
Al cabo de cinco días el caos es el único protagonísta de las instalaciones. Los guardias creen que la prisión es su mundo, que su poder ficticio es la autoridad máxima existente y creyendo que todo lo que hacen está justificado. El castigo de los más débiles y las vejaciones a los más fuertes suelen ser las muestras de poder de éstos, teniendo como principal enemigo al protagonista del film. Éste, que decide participar en el experimento a causa de su trabajo como periodista, es el preso líder, visto como una amenaza para su oligarquía. La ambición de los policías llega a ser tan grande que obligan a los científicos a ejercer el rol de presos para que su "superioridad política" no acabase cuando ellos marcasen.
La película muestra un desenlace ficticio, pero no muy alejado del que podría haberse dado: un psicópata como líder espiritual de la secta de los guardias, personas inocentes que sólo interpretan un papel intentando escapar de la crueldad de un grupo de dementes, dos muertos y múltiples secuelas psicológicas en los componentes del experimento social.
Lo que se nos quiere mostrar en un trasfondo social es como las “situaciones totales” pueden transformar a buenas personas en personas crueles o incluso sádicas, demostrando como la sociedad es lo que realmente condiciona nustra conducta.