martes, 22 de febrero de 2011

La sexualidad como reclamo publicitario

Muy pocos anuncios quedan exentos de utilizar la sexualidad como forma de promoción. El cuerpo humano ejerce un gran poder de convicción sobre las débiles y aletargadas mentes de los espectadores que, tras pulsar el botón de "on" de su televisor, comienzan a ser bombardeados por una serie de estímulos que condicionarán posteriormente la compra de artículos en el mercado de su barrio. Hombres ilusos piensan que por echarse un desodorante específico les convertirá en seres todopoderosos con mujeres a pares a sus pies. Es cierto que el sentido del olfato nos condiciona mucho, pero de ahí a hacernos irresistibles... Cuando una mujer ha terminado feliz un día en el que ha cumplido su dieta a raja tabla debido a su inseguridad ante la sociedad que la observa minuciosamente y la valora según la masa corporal que posea, anuncios de cosméticos, cereales bajos en grasa o, incluso, de alguna colonia, provocan que dejen de sentirse conformes con sus esfuerzos y empiecen un día tras otro su jornada con la idea de compararse con esas mujeres, esas modelos preselecionadas y modificadas a base de programas informáticos, llegando a degenerar en enfermedades como la anorexia o la bulimia. El ser perfecto no existe, y la sexualidad debería ser entendida como la necesidad que los seres humanos poseemos de compartir nuestro cuerpo, nuestra parte más íntima, con quien deseemos. Da igual que un hombre no mida un metro noventa ni su cuerpo esté esculpudo en un gimnasio, y que una mujer tenga alguna arruguita y un kilillo de más: nadie está libre de imperfecciones, y es lo mejor de las personas. No hay nadie igual, y somos capaces de elgir quien nos atrae y quien no. Es más, no lo elegimos, l osentimos libremente porque nuestro cerebro actúa de esa forma. Puede que un hombre muy atractivo para mí sea considerado poca cosa para otra mujer,y viceversa.
Lo que vemos en anuncios y spots publicitarios es una serie de estudios de marketing encargados de minar nuestra moral, intentando hacer que la recuperemos basando nuestra economía en un modelo consmista. Nuestros novios, maridos, ex parejas... seguro que no tenían nada que ver con esas caras y bustos que intentan vendernos cualquier objeto materialista y poco práctico, y sin embargo nos gustaban muchísimo más que todo ese circo creado en torno a la publicidad, a esa patraña absurda sobre la necesidad de poseer un físico espectacular para obtener la felicidad. La atracción físicia es fundamental, pero lo que realmente nos enamora de alguien no es la cantidad de músculos o el trasero firme que posea. Para un polvo exporádico no está mal, se busca satisfacción sexual y se encuentra en aquello que nos agrada físicamente. Pero la verdadera atracción, el deseo... suelen venir acompañados de amor y cariño, de respeto, de elegir lo que realmente nos atrae, de lujuria, de espera y de atracción por la personalidad. El sentir la mirada de aquella persona a la que queremos, el compartir una carcajada, el rozar una centésima de segundo su mano , eseleve roce que hace que el resto del mundo no importe, que solo exista esa persona y te importe una mierda lo que diga o haga el resto de la humanidad... Todo esto hace que el sexo mereca la pena, que hayas esperado y probado con un centenar de personas hasta encontrar lo que buscas, o experimentar esos deseos con cada ser que pasa por tu vida, sin medir la riqueza, el dinero, el poder... solo aquello que realmente debe importarnos: nuestros sentimientos.
Seamos sinceros con nosotros mismos, dejemos de compararnos con el celuloide y empecems a mirar nuestro cuerpo con aceptación y admiración, ya que seguramente sea un cuerpo que haya levantado pasiones. Y cuando hablamos de sexualidad no solo hablamos de cuerpo, lo hacemos de personalidad, de simpatía, de carácter, de impulso, de acto, de sensibilidad, de afecto, de necesidad, de miedo, de satisfacción, de orgullo, de rendición, de espera, de amor, de llanto... de todo aquello que la sexualidad nos proporciona y que los anuncios no pueden sustituir. Puede que la que anuncia la conlonia de la mejor marca del mndo mundial sea una despanpanante rubia de ojos azules, que deje boquiabeirtos a todos... yo sigo siendo única, increible y debo quererme tal y como soy. Puedo cuidarme, sacarme partido, pero nunca deprimirme porque la naturaleza no me haya permitido nacer con unas tetas siliconadas. Si el modelo de calzoncillos más alucinante está puesto en la marquesina en la que espero el autobús todas las mañanas a las 6 recordaré lo siguiente: yo soy yo, y tengo el privilegio de serlo, y mi cuerpo no tiene que ser expuesto en ningún lugar para lograrmi aceptación. porque este cuerpo me permite comunicarme con la gente que quiero, y porque es MÍ cuerpo, porque todo lo que experimento gracias a él no puede expresarse en un mero anuncio de chicles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario