jueves, 21 de abril de 2011

EL EXPERIMENTO DE LA PRISIÓN DE STANDFORD: EL PODER CORROMPE

El estudio de la vida en la cárcel empezó, pues, con un grupo medio de hombres saludables, inteligentes y de clase media. Se dividió a estos chicos en dos grupos, arbitrariamente, lanzando una moneda al aire. Se asignó aleatoriamente a la mitad de ellos el papel de guardas, y a la otra mitad, el de reclusos. En un `rincipio no existían diferencias entre los elegidos para cada uno de los grupos.Para hacerel ambiente más realista se consultaron expertos y, en un laboratorio, se simularon las celdas y se numeraron cad auna de ellas.
Se registró y se desnudó a cada recluso sistemáticamente. Después se les espulgó con un spray para transmitirles nuestra convicción de que podían tener gérmenes o piojos. Este procedimiento de degradación estaba pensado, en parte, para humillar a los prisioneros y en parte para asegurarnos de que no se introdujesen gérmenes que contaminaran nuestra cárcel.


Todos los reclusos recibieron un uniforme cuyo componente principal era un vestido, o saco, que llevaban siempre sin ropa interior. Delante y detrás del saco constaba su número de identificación personal. Cada recluso arrastraba el peso de una cadena atada al tobillo derecho, que debían llevar a todas horas. Como calzado llevaban sandalias de goma, y todos tenían que cubrirse la cabeza con un gorro hecho de una media de nailon femenina.Los números de identificación se utilizaron para que los reclusos se sintiesen anónimos. Sólo se les podía llamar por su número de identificación y sólo podían referirse a sí mismos y a los demás reclusos por el número. El gorro hecho de media que llevaban sustituía el afeitado de la cabeza. El proceso de afeitar la cabeza, que se da en la mayoría de las cárceles e instituciones militares, está pensado en parte para minimizar la personalidad del individuo, ya que algunas personas expresan su individualidad mediante el peinado o la longitud del cabello. También es una manera de conseguir que la gente empiece a cumplir con las normas arbitrarias y coercitivas de la institución. El cambio drástico en la apariencia que produce el rapado se puede apreciar en esta página.





Los guardas no recibieron ninguna formación específica sobre cómo ser guardas. Eran libres, dentro de unos límites, para hacer lo que considerasen necesario para mantener la ley y el orden en el interior de la cárcel y obligar a los reclusos a que mostrasen respeto. Los guardas crearon su propio código de normas, que después hicieron cumplir bajo la supervisión del alcaide David Jaffe, un estudiante de la Universidad de Stanford. No obstante, se les advirtió de la seriedad potencial de su misión y de los peligros que corrían en la situación en que estaban a punto de entrar, como pasa con los guardas auténticos que voluntariamente deciden realizar un trabajo tan peligroso.

Al principio, los reclusos no estaban totalmente metidos en su papel y no se tomaban los recuentos con mucha seriedad. Todavía intentaban afirmar su independencia. También los guardas tanteaban sus nuevos papeles y aún no estaban seguros de cómo ejercer su autoridad sobre los reclusos. Esto fue el inicio de una serie de enfrentamientos directos entre los guardas y los reclusos.




Los reclusos se quitaron los gorros de media, se arrancaron los números e hicieron barricadas dentro de las celdas poniendo las camas contra la puerta. os guardas estaban muy enfadados y frustrados porque los reclusos, además, empezaron a burlarse de ellos y a maldecirlos. Cuando llegaron los guardas del turno de mañana, se enfadaron con los del turno de noche porque pensaban que éstos habían sido demasiado indulgentes. Los guardas tuvieron que manejar la rebelión ellos solos. Al principio insistieron en que necesitaban refuerzos. Llegaron los tres guardas que esperaban en casa preparados y el turno nocturno de guardas permaneció de servicio voluntariamente para reforzar el turno de la mañana. Los guardas se reunieron y decidieron responder a la violencia con la violencia.
Tomaron un extintor que disparaba un chorro de dióxido de carbono que helaba hasta los huesos, y obligaron a los reclusos a alejarse de las puertas. Los guardas forzaron la entrada de las celdas, desnudaron a los reclusos, les quitaron las camas, aislaron a los cabecillas de la rebelión y, en general, empezaron a humillar e intimidar a los reclusos.La rebelión fue parcialmente sofocada y los guardias crearon  "celda de privilegio". Los tres reclusos menos involucrados en la rebelión recibieron privilegios especiales. Les devolvieron los uniformes y las camas y se les permitió lavarse y cepillarse los dientes. A los otros no. A los reclusos privilegiados se les sirvió, además, una comida especial ante la presencia de los otros reclusos que habían perdido, temporalmente, el privilegio de comer. El resultado fue que se rompió la solidaridad entre los reclusos. Después de medio día bajo este nuevo tratamiento, los guardas tomaron a algunos de los reclusos "buenos" y los pusieron en las celdas "malas", y a algunos de los reclusos "malos" los pusieron en la celda "buena", desconcertando completamente a todos los reclusos. Algunos de los que habían sido cabecillas pensaron que los reclusos de la celda privilegiada debían de ser confidentes y, de repente, empezaron a desconfiar los unos de los otros. La rebelión de los reclusos también tuvo un papel importante en el aumento de solidaridad entre los guardas. De repente, ya no era sólo un experimento, ni una simple simulación. Al contrario, los guardas vieron a los reclusos como alborotadores que iban a por ellos y que les podían hacer daño. En respuesta a este peligro, los guardas empezaron a aumentar su control, vigilancia y agresión.

Apenas 36 horas después del inicio del experimento, uno de los reclusos comenzó a presentar síntomas de un trastorno emocional agudo. Sería entonces cuando el resto de reclusos dejasen de pensar en aquello como un juego.

Todo ello llevó a los presos a intentar escapar. Los guardias, enterados de ello, decidieron introducir en una de las celdas (en la del preeso más débil) a un confidente que les informase sobre todos los pasos que se seguían entre los reclusos. Después de todos los esfuerzos resultó que esa huida era un simple rumor, y la frstración de los guardias aumentó. Los guardas intensificaron de nuevo considerablemente el nivel de vejaciones, aumentando las humillaciones que hacían sufrir a los reclusos, obligándoles a realizar trabajos repetitivos y denigrantes como limpiar las tazas de los váteres con las manos desnudas. También les obligaron a hacer flexiones, saltos extendiendo brazos y piernas, cualquier cosa que se les ocurriese, y aumentaron el número y la duración de los recuentos. Para asegurarse de la veracidad del experimento, uno de los científicos invitó a un capellán que solía visitar cárceles para hablar con cada uno de los presos. La mayoría de ellos se identificaron por el número asignado, y no por su nombre. Hubo incluso uno de ellos que se negó a hablar. Todos fueron obligados a corear una canción en su contra que lo desmoralizó ocmpletamente.


Al día siguiente, a todos los reclusos que creían que tenían razones para obtener la libertad condicional se les encadenó y se les llevó individualmente ante la Comisión de Libertad Condicional.. en unas estrevistas, la mayoría de los presos afirmaron que devolverían el dinero a cambio de la libertad condicional. Pero no solo la personalidad y la fortaleza de los reclusos había variado. Los guardias se habían metamorfoseado en seres despiadados y crueles. Para ellos ya nada era un experimetno. 


El experimento terminó la quinta noche debido a la gran repercusión que tuvo en los voluntarios.se había  creado una situación abrumadoramente poderosa, a la que los reclusos se iban abandonando, comportándose de manera patológica, y en la que algunos de los guardas se comportaban sádicamente. Incluso los guardas "buenos" se sentían impotentes para intervenir y ninguno de los guardas dimitió mientras el estudio se llevaba a cabo. En realidad, hay que destacar que ningún guarda llegó nunca tarde a su turno, ni se ausentó por enfermedad, salió antes de hora, o exigió una paga extra por trabajar más horas.
 Se ha dicho que el resultado del experimento demuestra la impresionabilidad y la obediencia de la gente cuando se le proporciona una ideología legitimadora y el apoyo institucional. También ha sido empleado para ilustrar la teoría de la dionancia cognitiva  y el poder de la autoridad.

En psicología se suele decir que el resultado del experimento apoya las teorías de la atribución situacional l de la conducta en detrimento de la atribución disposicional. En otras palabras, se supone que fue la situación la que provocó la conducta de los participantes y no susn personalidades individuales. De esta forma sería compatible con los resultados del también famoso experimento de Milgram, en el que gente ordinaria cumple órdenes de administrar lo que parecen shocks eléctricos fatales a un compañero del experimentador.

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